Fiel su hábito, el sistema judicial chileno, una parte importante de la clase política, militar, empresarial y eclesiástica, apoyada por el duopolio Mercurio-Copesa, levanta cortinas de humo en torno a escándalos y escandalillos, atropellos a derechos humanos y distintos delitos donde personas de esos entornos se vean involucradas.
En días recientes, un grupo de juristas, técnicos y otros personeros, algunos de los cuales fueron nominados por la propia familia Pinochet-Hiriart, llegó a la conclusión de que al menos 19 millones de dólares del otrora dictador, Augusto Ramón “Daniel López” Pinochet Ugarte no tiene respaldo, justificación ni clara procedencia.
El Mercurio, en una nota pequeña y a propósito mal redactada, dejando al lector con dudas respecto de si Chile le debía a Pinochet esa cantidad o si era al revés, apenas publicó un día el hecho, el que pasó desapercibido para la gran mayoría de los chilenos y chilenas que están más preocupados de las lesiones del “Chupete” Suazo.
En una semana, la fortuna mal habida de Pinochet quedará sepultada bajo pitazos, penalties, goles y fouls, que llenarán de ruido la televisión y radioemisoras; y la tinta de los diarios y revistas se destinará específicamente a ese propósito: Desinformar. Omitir. Acallar. Tergiversar.
Cuando políticos de la Concertación o personas vinculadas a los últimos 4 gobiernos estuvieron implicados en situaciones reñidas con la ley; realizaron estafas o se apropiaron indebidamente de dineros públicos, esos medios de comunicación llenaron páginas y abrieron sus noticiarios con tales faltas o delitos, inculcando en las mentes desprevenidas el gusanito de la duda respecto de quienes les gobernaban, la desconfianza en los “señores políticos” y en la democracia. Piñera, en gran medida, obtuvo su triunfo gracias a esas campañas.
El cura Karadima, pervertido sexual, defendido férreamente por Ossandón, alcalde de Puente Alto; vastos sectores de la UDI y RN, además de empresarios, militares, sacerdotes y la curia de Roma, así como por muchos de sus fieles, todos derechistas, es prácticamente un santo que sufre acusaciones infames pues el diablo metió la cola. Una periodista de El Mercurio –cuyo nombre apenas recuerdo y para el caso da lo mismo- se da el lujo de escribir páginas enteras acerca de la rutina diaria de “ese santo curita en el asilo donde se dedica a la oración”.
Lo que esperan los poderes fácticos, medios de comunicación y muchos en el actual gobierno, es que Karadima, al igual que Pinochet, pasen a mejor vida –o peor, si es que realmente en esa otra vida se pagan los pecados cometidos en esta- sin ser sometidos a juicio, y por ende se dilatan los procesos hasta que la señora muerte haga su pega y la desmemoria el resto.
A diferencia de Cox,el otro cura pederasta, Karadima está demasiado viejo para ser trasladado de diócesis o de país, de modo tal que más de alguien estará elevando oraciones para que deje esta vida terrenal durante el mundial de fútbol, así pasa piolita.
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