miércoles, 6 de octubre de 2010

Cristo no integra el directorio del Hogar que lleva su nombre

¿Hasta qué punto, instituciones que pretenden moralizar; inculcar principios y valores y hasta meterse en la cama de chilenos y chilenas en lo que a reproducción humana y sexualidad se refiere; que convoca a campañas de donaciones, incluyendo el vuelto en supermercados para financiar sus proyectos, puede adoptar decisiones unilaterales como ofrecer servicios funerarios a un criminal como Paul Schäffer?

El Hogar de Cristo es esa institución, que lisa y llanamente ni siquiera pensó en niños y niñas asesinados, violados, maltratados física y síquicamente, cuando permitió que los restos del ex jerarca de Colonia Dignidad recibieran tales servicios fúnebres.

Recuerdo que, en el caso del tristemente célebre Osvaldo “Guatón” Romo, torturador sicópata que trabajó para las fuerzas represivas de la dictadura, su ataúd permaneció largo rato abandonado en el cementerio general, en Santiago, pues ni los sepultureros querían ayudar a meterlo en la fosa, como una forma de repudio a lo que simbolizaba Romo.

El Hogar de Cristo, dirigido, entre otros, por un cura de apellido Moreira, familiar directo del diputado pinochetista de la UDI Iván Moreira, sí opina en otros ámbitos pero calla respecto de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes alrededor del mundo, Chile incluido.

Si Cristo estuviese vivo, dudo que hubiese permitido que Schäffer fuese velado en la institución que lleva su nombre, como tampoco hubiese permitido que los restos del Presidente Salvador Allende hubiesen estado sepultados, sin velatorio ni servicio alguno de por medio, en el cementerio Santa Inés, en Viña del Mar.

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