jueves, 30 de septiembre de 2010

El Mercurio sigue mintiendo… y avala al gobierno de derecha

En cuatro puntos se habría reducido la percepción ciudadana respecto de inseguridad. Lo anterior, según el Instituto Libertad y Desarrollo, “think tank” del Piñerismo y cantera desde la cual emergieron los ministros, subsecretarios, embajadores y otros tecnócratas que ocupan hoy cargos clave en el actual gobierno.

A cinco meses desde que asumiera la centroderecha y el pinochetismo, los medios de comunicación liderados por la cadena El Mercurio y Copesa, además de Mega, Chilevisión –propiedad del jefe del Estado- Canal 13 –hoy en manos, en un 67% del grupo Luksic, afín al empresariado más ideologizado del Cono Sur, y TVN –supuestamente la televisión pública, de todos los chilenos y chilenas- disfrazan realidades en beneficio del ejecutivo y omiten una parte importante de la realidad del país.

Porque, ¿quién se traga esa patraña acerca de la disminución de los índices de delincuencia e inseguridad ciudadana en Chile, donde las mismas injusticias, sueldos miserables, precariedad laboral e inexistencia de redes sociales que contengan a los más pobres hoy se acentúan más que nunca?.

¿Dónde publican diarios y canales de televisión algún tipo de información o investigación siquiera respecto del reciente fallo que devuelve a la familia del ex dictador, Augusto Pinochet, bienes inmuebles y dineros mal habidos?

Recuerda -guardando las proporciones- la reposición casi inmediata de alimentos de primera necesidad en negocios y supermercados horas después del golpe militar de 1973, luego de meses de desabastecimiento, que puso de rodillas al gobierno del Presidente Allende y facilitó la materialización de la intervención cívico-militar ese martes 11 de septiembre.

Con una campaña mediática bien aceitada, los medios de comunicación en manos de la derecha económica y política, socavaron la fe pública durante la Unidad Popular e hicieron lo mismo, muchas veces, mientras gobernó la Concertación, si bien es cierto que desde 1990 y hasta su derrota electoral de marzo útimo, el conglomerado del Arcoiris cavó su propia tumba debido a errores políticos, concesiones, en demasía, oportunismo, corrupción y reparto de cargos desde las cúpulas del Pdc, del Partido Socialista, el PPd, los radicales y otras tiendas que apoyaron los mismos rostros, apellidos y domicilios políticos durante 2 décadas.

¿Y los delincuentes de cuello y corbata?

La delincuencia, en cualquier parte del mundo, es un subproducto de la sociedad misma, y generalmente se menciona en la prensa cuando se trata de rateros, microtraficantes, lanzas y monreros, pero pocas veces aparecen en la prensa roja quienes se coluden en la industria farmacéutica para elevar precios de medicamentos que daña directamente a miles de personas; en las instituciones bancarias, cuyos intereses usureros destruyen la economía de un hogar o una microempresa; o grandes consorcios –mineros incluidos- que envían a la muerte a sus trabajadores subcontratados por el mero afán de lucrar, para no mencionar a inmobiliarias y constructoras, cuyos edificios y casas se vienen al suelo a pocos años de construidas sin que nadie responda.

Los delincuentes de cuello y corbata no están en esas estadísticas que hoy el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, ventila a los 4 vientos con todos los medios de comunicación a su disposición.

Cuando las policías bailan la música que sirve el gobierno, dando a conocer mayor eficiacia y eficiencia en circunstancias que en demasiadas ocasiones, antes de que asumiera Piñera, carabineros y detectives no acudían a llamados de la comunidad ni respondían a solicitudes de alcaldes o parlamentarios, dejando libre la cancha a quien asaltaba, hurtaba y vendía drogas en calles y plazas.

Por años, los canales de televisión, en sus emisiones diarias, daban a conocer un cuasi estado de guerra civil en Chile, repitriendo hasta la saciedad hechos delictuales y divulgando imágene s violentas que terminaron por convencer a una parte del eledctirado que la única vía pa escapar d etal ingfierno era cambiando de gobiermo. Aún así, los mismos parlamentarios y líderes concertacionistas, en una actitus sumisa e indigna, financiraon con avisaje y faclidades de tdo tipo a los mismos medios de comunicación que hoy les patea en el suelo.

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