jueves, 30 de septiembre de 2010

Bronca

Hoy me desperté enojado. Será porque uno se cansa de darle vueltas y vueltas a determinadas cosas y, mientras pasan los días no pasa nada. Todo sigue igual, como estático; congelado en el tiempo.

Hace unos días hice un experimento social: grabé partes del matinal de TVN y de Canal 13 y luego, al llegar gente a un encuentro tempranero, puse esas grabaciones: ¡nadie se dio cuenta que estraba grabado!. ¡Daban por hecho que estaba en vivo! Los mismos comentarios insulsos de Bustamante (dizque periodista); y de Camiroaga, tan comedido, políticamente corecto, insustancial y estúpido como de costumbre (aunque, al parecer, ser estúpido en este país o periodista mediocre renta, pues los mencionados no ganan poca plata).

Por deformación profesional, hábito o curiosidad, mantengo desde hace décadas –antes de que Internet llegara al mundo- la costumbre de levantarme muy temprano y leer cuanto diario, revista o pasquín existe. Afortunadamente, me ayudan algunos idiomas que domino medianamente bien para hurgar lo que escriben plumas de otras latitudes y, al final de esa lectura, intento formarme una opinión respecto del hambre en Africa, la prepotencia genocida del gobierno de Israel, las elecciones turbias de Colombia (Locombia, como dice mi hermano Aníbal Tobón, que vive en Salgar, Barranquilla), el conflicto de las Coreas (que EE UU dividió en la década de los años 50); la crisis de la Eurozona, la situación de los Tamiles o la matanza de 250 mil focas bebés y cuanta información/desinformación haya en la blogósfera. En verdad, lo anterior no sirve para mucho más que amenizar alguna conversación en el bar donde degusto una cañita, dependiendo de la compañía.

Vuelvo a los noticiarios/medios de comunicación chilenos: “Chupete” Suazo se recupera. No se recupera. Pánico entre la hinchada. El presidente de la República eleva oraciones para que pueda jugar el 16 de junio (día de mi cumpleaños número 54, por si alguien quiere invitar una cañita o algo…). Aún no se sabe quién será el rey guachaca. Anita Alvarado promueve a su hija en Japón. El negro Piñera baila en Buenos Aires. ¿Baila?. Siguen floreciendo las mediaguas y las carpas para los damnificados por el terremoto. Lavín, ministro de educación, asiste a misa. Se da cuenta que la educación en Chile continúa generando ciudadanos y ciudadanas de segunda y tercera clase para servir a la clase a la cual él pertenece, perpetuando así el círculo vicioso.

Apago la tele y enciendo la radio. Busco en el dial y me parece que una nave o algo me lleva de vuelta a los años 60, 70 u 80: la misma música; idénticas canciones y cantantes. Las letras versan respecto del amor frustrado, el engaño, la decepción y el llanto fácil. Locutores/conductores no se dan siquiera el trabajo de analizar noticias: leen directamente de Internet o de algunos de los medios escritos, normalmente del duopolio Mercurio-Copesa…La Cuarta también es referida. Risitas y aplausos grabados. Apago la radio.

Enciendo otro cigarrillo y caliento el cuarto café de la mañana. Pongo una de mis canciones favoritas –antigua también- La marcha por la bronca, y me decido a convertirme en autista.

No hay comentarios: