martes, 16 de diciembre de 2008

El zapatazo chileno a la Concertación

Muchos políticos de la concertación, que han ocupado distintos cargos en los 4 gobiernos que se han sucedido desde 1990, están conscientes que se ven enfrentados a una posible derrota electoral el próximo año. Por ello, apelan a medidas de distinto tipo con tal de conquistar miles de votos, en particular de electores no inscritos y cuyas edades fluctúan entre los 18 y los 24 años. De acuerdo a estadísticas, en ese segmento etario un 80 por ciento nunca se ha inscrito ni demuestra interés en hacerlo.
Lo anterior puede traducirse como una actitud rebelde de muchas personas que se niegan a formar parte de una tradición -el voto- que, en definitiva, no resuelve los grandes y pequeños problemas de las gente. También como un efecto de años de lavado de cerebro por parte de la dictadura, primero, y la derecha que apoyó a esa dictadura en las 2 últimas décadas después. En parte, los medios de comunicación (tergiversación) masiva, llámese diarios, periódicos y televisión, y en menor número las radioemisoras, han sido responsables de la desideologización de los chilenos, quienes por mucho tiempo asociaciaron participar o interesarse en la política con algo negativo, riesgoso. cabe recordar que la mayoría de los medios de comunicación en Chile están en manos de la derecha.
Sin embargo, no siempre se puede culpar a determinados grupos de los errores propios. La Concertación, que tuvo un considerable apoyo en sus inicios, y cuyos gobernantes, pese a yerros, casi siempre han contado con la aceptación de millones de ciudadanos, se relajó demasiado, no supo cautivar, repitió no sólo errores, también rostros y partidos políticos, y transó hasta lo intransable con tal de que nadie le "hiciera olitas". Gobernabilidad fue, entonces, la palabra clave, pero no tuvieron la capacidad de escuchar el clamor del pueblo, de los estudiantes, de las minorías étnicas, de los trabajadores; sí se dieron tiempo para dialogar con trasnacionales, empresarios criollos, militares y grupos dominantes, a quienes ofrecieron un pais calmo donde invertir, confiados en que la paz social traería progreso. El problema fue que, con paz social a destajo, tampoco los trabajadores vieron incrementados sus ingresos, la precariedad laboral es un hecho, las posibilidades de ascender en el escalafón social mínimas y la igualdad de oportunidades una quimera, sin mencionar vivienda, pensiones, salud y educación.
Los votos que hoy busca el gobierno central -y todos quienes dependen de la gran teta del estado para sobrevivir holgadamente en cargos muy bien remunerados- existen: una gran cantidad de ciudadanos está por una opción progresista, anti derecha, pero no está dispuesta a seguir haciéndole el juego a un puñado de iluminados, sus familias y amigos para que nada cambie. Por ende, con o sin inscripción automática y voto voluntario, la Concertación, en las próximas elecciones, sólo puede esperar un enorme zapatazo de parte de un electorado que le fue leal, y que hoy aspira a nuevos rumbos, nuevos rostros y una mejor calidad de vida que nunca llega.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que -a pesar- de graves errores cometidos por la Concertaciòn, no hay que perder el Norte, de que no da lo mismo votar por la concertaciòn que votar por la derecha.
Y el desgano de los jòvenes por "los polìticos" es en general y no de un sector particular, creo que el prisma debe ampliarse para hacer un anàlisis màs objetivo del desencanto que cruza las edades. Pero de todas maneras, espero que "el zapatazo" sea para Piñera y la derecha, por el bien de nuestro amado paìs.

Anónimo dijo...

Creo que lo importante es "no perder el norte" al pensar que la concertación son los "nuestros"... nos ha quedado muy claro, luego de sus gestiones sociales,económicas y políticas, que apuntan hacia la legitimación del mismo sistema neoliberal que años a, decían combatir.
¿Está bien pensar que de todos los males debemos elegir el menos malo?, es decir, ¿siempre obtendremos más de lo mismo, por los siglos de los siglos."

Anónimo dijo...

amén