miércoles, 6 de octubre de 2010

El ciudadano Khan

Aunque el ministerio del Interior, en la persona de Rodrigo Hinzpeter, insiste en que Saif Khan se mantiene bajo sospecha por eventulaes vínculos con grupos o personas que podrían representar un peligro para la sociedad, razón por la cual debiese permanecer detenido mientras dure la investigación en su contra, las acusaciones –con inexistencia de pruebas- se diluyen día a día.

En días recientes, un tribunal desestimó su prisión preventiva, y el joven estudiante, que ya ha debido soportar varios días en prisión luego que de acuerdo a informes policiales y de personal de seguridad de la embajada de Estados Unidos de Norteamérica en Chile, en la ropa y teléfono celular del imputado se hallaran trazas de algún tipo de material explosivo.

Sin embargo, hasta ahora no existe prueba alguna que relacione a Khan con movimientos terroristas, pese a la fijación de Hinzpeter y sus esfuerzos por demostrar responsabilidad de parte del ciudadano extranjero.

Al parecer, el secretario de Estado, en su afán por demostrar eficiencia y cumplir con una de las cacareadas promesas de campaña respecto de la seguridad ciudadana, no quiere dar su brazo a torcer pues ello le significaría un descrédito, lo que redundaría en otro fracaso gubernamental acerca de los nombramientos en puestos clave: un ex embajador, un gobernador y un intendente que han debido dejar sus cargos a poco andar así lo demuestran. Y ya se rumora que la vocera de Palacio, Enna Von Baer, podría ser la siguiente cabeza que comience a rodar desde los peldaños del poder.

Hasta poco antes del triunfo electoral de Piñera, la Concertación fue reiteradamente acusada de improvisar y equivocarse en designaciones de distintas personas en determinados cargos, y el caballito de batalla fue, hasta el cansancio, la seguridad ciudadana, con el eslogan de terminar con la puerta giratoria. Pues bien, tal y como ha sido el errático y confuso comportamienro del ministro Hinzpeter en lo que al ciudadano Khan se refiere, no vaya a ser que pierda el ritmo y la puerta giratoria le golpee de lleno en el rostro.

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