jueves, 6 de octubre de 2011

Rabia y pena


Rabia y pena. Lo primero porque si bien es cierto muchas personas apoyan a la juventud, a estudiantes secundarios y universitarios que mantienen planteles tomados, marchan, realizan asambleas y proponen, pero siento que debemos aumentar ese apoyo, concretarlo en acciones bien organizadas, llegar más a la gente. Y pena pues veo en muchos de esos jóvenes, hombres y mujeres, desazón por lo anterior, porque ven en el gobierno una intransigencia sin igual. Además, porque a esta hora de la noche, casi las 22.30 horas, regreso después de permanecer largo tiempo en la intersección de Avenida Francia y Colón, en Valparaíso, junto a otras madres y padres, presenciando el actuar de fuerzas especiales de Carabineros gaseando sin consideración a los y las estudiantes sitiados al interior del Liceo Eduardo de La Barra, en toma desde hace meses.
La policía intentó impedirnos avanzar para que los ocupantes de este emblemático establecimiento educacional notaran nuestra presencia, nuestro apoyo, mientras ellos y ellas resistían, pero ahí nos quedamos, gritándoles y haciéndoles señas a los y las jóvenes, indicándoles desde que lugares les lanzaban lacrimógenas. Mucho gas, mucha agua putrefacta, mucha prepotencia.
En vano, algunos de quienes ahí estábamos intentamos persuadir a carabineros de no arrojar lacrimógenas a los y las estudiantes, y sólo en algunos de ellos percibí un dejo de vergüenza por su actitud; tal vez porque en su fuero interno también comparten el sueño de tener para ellos y sus hijos e hijas una educación pública de calidad, laica, gratuita.
En los rostros de madres y padres vi angustia. Sus hijos e hijas, los mismos que parieron, mimaron, cuidaron y aman son ahora objeto de una feroz represión, sin que nada pudieran hacer para protegerles. ¡Cuántas ansias tendrían de tomarlos de la mano, como cuando pequeños, y alejarlos del peligro!
El olor a gas lacrimógeno se hace cada vez más intenso, arden los ojos, tosemos, nos cubrimos nariz  y boca pero penetra a través de los poros. A menos de 30 metros gritos desde el interior del Liceo, consignas, cánticos.
Rodeo al piquete de fuerzas especiales por detrás de un automóvil para que no me detengan y logro escabullirme hacia Colón, que está cerrado a peatones y automóviles. Más policías y vehículos blindados, policías fuertemente armados y con equipos de protección. Paso cerca de ellos sin mirarles ni detenerme a pesar de sus órdenes de no avanzar. Llego a la puerta principal del colegio y diviso sombras detrás de las rejas y sillas en forma de trinchera. Algunos de los ocupantes, rostros cubiertos, me miran extrañados o sorprendidos; alertas. Me dirijo a uno de ellos, muy joven. Sus ropas están empapadas, tirita de frío y también producto de la adrenalina, del temor quizá a ser golpeado, detenido, vejado. Le observo unos segundos y le pregunto si está bien. Le explico que somos adultos apoyando, padres, madres. Me mira y veo agradecimiento en sus ojos. Se ve triste,  agotado, pero decidido. Le estrecho la mano entre las rejas. Me la aprieta firme y murmura, temblando, “gracias, tío”, y desaparece hacia el interior mientras un grupo de policías se me acerca raudo, al trote. Apuro mi trote hacia calle Carrera y me pierdo en la noche, y de la jauría verde.

lunes, 3 de octubre de 2011

Lanzamiento de mi libro

Amigos y amigas:

El 29 de septiembre último lancé mi libro "Chile entre el desconcierto y el año yeta" en Valparaíso, en el bar Liberty. Fue una jornada memorable. El miércoles 5 de octubre presentaré el libro en la sede del Colegio de Profesores en Santiago, ubicada en calle Moneda 2394. Será a las 19 horas.Todos y todas bienvenidos/as. También pueden ver el video del lanzamiento de Valparaíso en Youtube:


jueves, 29 de septiembre de 2011

Prensa respecto lanzamiento de mi libro

Residente porteño lanza libro "Chile: entre el desconcierto y el año yeta"

En una serie de artículos, notas, entrevistas y reflexiones, que abarca desde 2008 y hasta marzo de 2011, su autor, Enrique Fernández Moreno revisa cómo muchas veces se invisibilizan, tergiversan o manipulan temas de interés nacional
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29 de Septiembre, 2011 13:09
En medio de masivas protestas, tanto en Chile como en otros países, en contra de regímenes y clases políticas cuya brecha con la ciudadanía se hace cada vez más notoria, se publica "Chile entre el desconcierto y el año yeta", una mirada crítica, desde el periodismo, al manejo mediático que realizan los medios de comunicación y de cómo muchas veces se invisibilizan, tergiversan o manipulan temas de interés nacional pero que distan mucho de la percepción que pueden tener las personas.

En una serie de artículos, notas, entrevistas y reflexiones, que abarca desde 2008 y hasta marzo de 2011, su autor, Enrique Fernández Moreno, fustiga a partidos políticos, personeros públicos civiles y uniformados, a la iglesia católica debido al caso Karadima y otros de alta connotación pública; la actitud del actual comandante en jefe de la Armada de Chile con motivo del terremoto y posterior tsunami y del ahora renunciado ex director de Carabineros de Chile.

El caso bombas, Saif Khan, la denominada "revolución pinguina" y la traición de la Concertación a ese movimiento; las actuales tomas y exigencias universitarias y secundarias, el ministro Hinzpeter, ambos conglomerados políticos, la actitud de "rostros " de TVN, como Amaro Gómez-Pablos así como de otros canales, son objeto de investigación y motivo de fuertes denuncias, entre las que destaca la posición adoptada por el director de un diario en Quillota respecto del asesinato y desaparición del ex alcalde de esa ciudad, Pablo Gac, y otros 7 dirigentes sociales.

Infinidad de temas contiene este libro cuyo prólogo pertenece a Jorge Arrate, y que será lanzado, en Valparaíso, el jueves 29 de septiembre, a las 19.30 horas, en el bar Liberty, ubicado en Plaza Echaurren, mientras que una segunda presentación tendrá lugar el 5 de octubre, a las 19 horas, en la sala Jorge Ramírez, del directorio nacional del Colegio de Profesores, en calle Moneda 2394, y que contará con la presencia de representantes del mencionado gremio y de estudiantes universitarios, periodistas, académicos e integrantes de movimientos sociales.

Su autor es colaborador habitual en medios de comunicación alternativos en Chile y otros países y ha desarrollado una vasta labor en el ámbito del periodismo en Brasil, donde trabajó en favelas, México, como cooperante internacional, Suecia y España, con inmigrantes "sin papeles", Rumania, Rusia, entre otras latitudes.
En la actualidad reside en Valparaíso y prepara una novela respecto del exilio y sus consecuencias hasta hoy en Chile.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Lanzamiento de mi libro

Amigas/os:

Bienvenidos/as al lanzamiento de mi libro "Chile entre el desconcierto y el año yeta", a realizarse mañana jueves 29/9, a las 19.30 horas, en bar Liberty (Plaza Echaurren), en Valparaíso.
Para el miércoles 5/10, a las 19 horas, en Santiago, está programada una presentación del libro en la sala Jorge Ramírez, del directorio nacional del Colegio de Profesores, ubicado en calle Moneda 2394.
"Chile entre el desconcierto y el año yeta" contiene artículos, entrevistas, notas y reflexiones respecto de los últimos años de gobiernos de la Concertación y el primer año de Piñera en La Moneda; la lucha estudiantil y los movimientos ciudadanos; el caso bombas, Saif Khan, Karadima, y un largo etcétera.
Quienes no puedan asistir, pueden solicitar un ejemplar escribiéndome a mi correo electrónico.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Sobre el arreglín


Punto Final
En una situación política difícil, cuando todos los políticos profesionales van perdiendo, cuando la fuerza del movimiento es grande pero no tienen a su vez cómo ganar de manera contundente… se impone el arreglín. La componenda, el gatopardismo, la “salida honorable”, para que nadie, salvo los postergados de siempre, salga lastimado. En un país gobernado tradicionalmente por la hipocresía y el doble estándar, las técnicas del arreglín deberían ser familiares para todos. Pero forma parte también de esa hipocresía que todos resulten “sorprendidos” cuando finalmente se impone.

En esta hora crucial para el movimiento estudiantil, que es también crucial para la esperanza de todos los chilenos, es bueno recordar algunas de las nociones básicas de la técnica inveterada de la componenda, para ver si esta vez nos “sorprenden” un poco menos.(1)

La primera técnica, obligada, es la de bajar las expectativas. “El movimiento está desgastado”. “Van a arreglarse entre ellos igual”. “No se va a sacar nada importante”.
La segunda, obligada, es asustar a los más tibios. “Se va a perder el año”. “Se va a desatar la violencia”. “Nadie puede saber dónde va a ir a parar esto”.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Los que no pasan agosto


El asesinato a sangre fría de Manuel Gutiérrez, un niño de 16 años de edad, a manos de Miguel Millacura, suboficial de Carabineros, durante protestas ciudadanas convocadas recientemente, devela cuán distintas son las visiones de sociedad, de convivencia y de país que tenemos chilenas y chilenos dependiendo de la óptica de cada cual.
La tragedia que enluta a una modesta familia había sido anunciada en encendidos discursos de autoridades civiles y policiales. En el primero de los casos, tanto Sebastián Piñera, actual inquilino de Palacio, así como su ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, y el subsecretario de la misma cartera, Rodrigo Ubilla, además de Andrés Chadwick, vocero UDI, habían señalado a los cuatro vientos que el “violentismo, los encapuchados, los hijos de hogares mal constituidos o huachos (en palabras de Lobos, intendente de la región del

Bío Bío), eran los causantes de tanto vandalismo, saqueos y desmanes conducentes, tarde o temprano, a un desenlace fatal”. Pues bien: hasta ahora, desde el bullado “caso bombas”, pasando por Saif Khan, ciudadano pakistaní ilegalmente detenido y erróneamente acusado de portar trazas de explosivos cuando ingresó a la embajada de Estados Unidos para realizar trámites consulares, ningún policía ha sido asesinado por aquellas personas sindicadas como terroristas por las autoridades en comento. Las únicas víctimas, además de Manuel, han sido jóvenes que, al manipular bombas caseras, han resultado lesionados, y uno de ellos, muerto.

jueves, 25 de agosto de 2011

Una vez se disipe el olor a lacrimógena

Verbalizar la violencia y el odio incita a devolver cada insulto a piedrazos. La discriminación social, económica, de género o cualquier otra, busca sus propios caminos de autodefensa y, tal como dice una antigua canción “una gota y otra gota hacen tormenta y el vendaval no tiene vuelta, no hay quien lo detenga…”.
Eso es lo que sucede en Valparaíso a la hora en que escribo estas líneas. Centenares de jóvenes se enfrentan violentamente a carabineros de fuerzas especiales en diferentes puntos de la ciudad. El aire irrespirable a causa de la generosidad de la fuerza policíaca, que no escatima gastos. “No se fije en gastos, compadre”, habría dicho nuestro chilenísimo “Cumpa”, el de Condorito. Tal parece haber sido la instrucción de Hinzpeter: échenle humo y gas nomás, total pulmones jóvenes tienen aguante.

martes, 23 de agosto de 2011

El verdadero rostro del golpismo de civil




Allanamientos ilegales, sin autorización de fiscal alguno, detenciones por sospecha y selectivas, prepotencia en contra de estudiantes y quienes se manifiesten en las calles y amedrentamientos de diversa índole, es la impronta de Carabineros de Chile en estas últimas semanas.
Hace menos de dos horas, participé de una protesta en defensa de jóvenes Okupa cuya casa fue violentamente registrada, mobiliario y pertenencias destruidas, amenazas y gritos de parte de quienes, supuestamente, deben velar por la seguridad de la sociedad que les paga sus sueldos y prebendas.
A horas del paro nacional, el gobierno y sus fuerzas represivas se alistan para una batalla, una vez más, en contra de civiles desarmados, tal como ocurrió en 1973. ¿Qué inventarán ahora los poderes fácticos, la derecha retrógrada, la milicada, el gobierno de turno y este empresariado altamente ideologizado que tenemos en Chile a falta de un Plan Zeta?

sábado, 4 de junio de 2011

El mar de ira que recorre el mundo


Las crecientes y masivas protestas alrededor del mundo, impulsadas por colectivos, agrupaciones y ciudadanos comunes y corrientes, la mayoría sin partido o desencantados de estos, hablan distintas lenguas pero, en la traducción, se repite la palabra “indignados” o la exigencia de “¡democracia real ya!”.

En la histórica Atenas, los “aganaktismeni” (indignados) ocupan la plaza Sintagma, y recorren el barrio de Exarjia, donde hace unos días una bala disparada por la policía acabó con la vida de un muchacho de 15 años de edad.

domingo, 22 de mayo de 2011

Autopsia a restos del Presidente Salvador Allende puede desenmascarar a hechores pertenecientes a filas del ejército

Deceso del ex presidente Eduardo Frei, de José Tohá y de Neruda también son objeto de investigación.
Certeza jurídica es lo que se persigue con la autopsia a realizar al ex Presidente Salvador Allende, muerto en La Moneda el 11 de Septiembre de 1973, cuando tropas golpistas ocuparon violentamente, tras horas de heroica resistencia por parte del Mandatario y un grupo de leales, el símbolo republicano que ya ardía en llamas. Y también certeza histórica, pues hasta hoy, la familia del ex Jefe de Estado ha insistido en la tesis del suicidio.

sábado, 21 de mayo de 2011

Sin miedo


Inédito es el panorama mundial y las acciones ciudadanas directas en contra de gobiernos en distintas partes del planeta. Millones de personas se suman cada día a protestas inimaginables hasta hace poco en países como Siria, Irán o Egipto. También en nuestro Continente, prescindiendo de partidos u organizaciones políticas tradicionales, ciudadanos y ciudadanas comienzan a exigir demandas globales y también específicas según la problemática local que enfrenten, aunque el denominador común es una crítica generalizada contra un sistema político y económico excluyente, depredador, humillante, xenófobo y represivo, que obliga a la Humanidad de rodillas en aras del todopoderoso Mercado, del lucro y la avaricia.


Chile también parece haber despertado de un letargo que se extendió por demasiados años, y que los gobiernos concertacionistas se encargaron de estimular con medidas populistas. Y cuando estudiantes secundarios alzaron su voz, recuperando la calle y demandando educación digna, quienes hoy son oposición no dudaron en lanzar a la policía en contra de esos jóvenes. El pueblo mapuche tampoco estuvo exento de represión, con weichafes asesinados y encarcelados.

Al momento de escribir estas líneas, en Madrid y Barcelona, y bajo el eslogan “Nosotros no somos antisistema, el sistema es antinosotros”, una multitud cada vez más numerosa acampa tanto en la puerta del Sol, el punto cero de la capital española, y en un céntrico sector catalán. En nuestro país, en tanto, centenares de personas se dan cita en Plaza Italia, en Santiago; Plaza Sotomayor, en Valparaíso, y en puntos neurálgicos de Iquique, Valdivia, Coyhaique y otras ciudades.

La ira popular que despertó en Oriente, se desplazó a Grecia, Portugal, Irlanda y otras naciones, apunta también sus dardos en contra de una  clase política indolente, autocomplaciente, corrupta e incapaz de lograr sintonía con el pueblo. Y Chile también rechaza a esa casta privilegiada, sumándose desde el activismo digital a esa masa sin banderas que reclama su justo derecho a una vida digna, un mundo mejor.

Lo anterior sucede en momentos en que los destinos de nuestro país se rigen desde La Moneda, con un gobierno integrado por empresarios y profesionales conservadores, algunos de los cuales, además, ocuparon cargos durante la dictadura. Todos, sin excepción, apoyaron, por acción u omisión los 17 años más oscuros de este país, y varios se enriquecieron ilícitamente, aprovechando sus contactos con la dictadura cívico-militar.

Las horas siguientes son decisivas. A contar de estos momentos está en juego el tipo de país y de sociedad que anhelamos para nosotros y las futuras generaciones, a quienes no queremos legar ríos y lagos contaminados; precariedad laboral, salarios injustos y empleos indignos.

El ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, ha amenazado con represión. Fuerzas policiales preparan su arsenal químico, sus bastones retráctiles, su máquina sonora infernal.

Valparaíso, principal puerto de Chile, está prácticamente sitiado. Buses repletos de policías de fuerzas especiales avanzan desde Santiago. El Cuerpo de Bomberos, tradicionalmente queridos y respetados por la población, será utilizado para disolver manifestantes o apagar fogatas y barricadas. Claramente, Rodrigo Hinzpeter carece no sólo de sentido común sino también de inteligencia suficiente como para adoptar tal medida, que sólo indispondrá a la civilidad en contra de los voluntarios.

En Santiago, más de 40 mil personas protestaron en contra del megaproyecto Hidroaysén. Lo mismo ocurrió en otras ciudades y en capitales europeas. Hubo una mística que hace años no se veía, y también detenidos. Para hoy, se espera en Valparaíso a miles y miles de personas, muchas de ellas autoconvocados, que alzarán su voz por un país y un mundo mejores. Por una sociedad distinta, pues no se pueden criar hijos sanos en una sociedad enferma.

La clase política nacional habrá de entender el mensaje: ¡que se vayan todos!
La clase empresarial, trasnacionales y corporaciones no podrán depredar indiscriminadamente nuestro planeta sin que la ciudadanía de a pie les exija respuestas.

Hidroaysén, en Chile, es tal vez el inicio de un cambio real, pero no es todo. Educación pública, gratuita y de calidad; salud, viviendas y pensiones dignas, libertad a presos políticos mapuches, empleos dignos y salarios justos son sólo algunas de las demandas que, de no ser cumplidas,  nos obligarán a ocupar las calles y plazas.

Nuestra generación y las anteriores no fueron capaces de proponer un sistema político y económico justo, que favoreciera a quienes nos precedieron. No cometamos el mismo error, al no reaccionar, legando una sociedad injusta y un medio ambiente deteriorado.

Sin banderas, sin partidos, sin fronteras y sin miedo.

¡A la calle!


Enrique Fernández.
Contacto:
http://cavilacionesyotrasyerbas.blogspot.com
enrique_fernandez56@yahoo.es

miércoles, 18 de mayo de 2011

Joven estudiante de Cine, detenido en manifestaciones mientras hacía Un trabajo para su universidad, reclama por abuso de Carabineros


Pablo Ruiz tiene 24 años de edad, 8 de los cuales vivió en Estados Unidos junto a su familia, donde estudió y trabajó. Es un joven delgado, pelo claro, algo tímido y estudia cine en una universidad en Santiago. La semana recién pasada, y pensando en un trabajo que debía entregar, tomó su cámara y partió al centro a grabar imágenes de las manifestaciones, sin jamás pensar que esa decisión lo llevaría a una celda y, al día siguiente, al Centro de Justicia, donde fue inculpado de “provocar graves desórdenes públicos”.

Su relato, a ratos cargado de rabia e impotencia, es similar al de muchas otras personas que resultaron detenidas por efectivos policiales de fuerzas especiales, quienes se dedicaron a contaminar el aire capitalino con bombas lacrimógenas el mismo día en que la autoridad decretaba preemergencia ambiental.

Pablo señala que “yo no soy de las personas que suele ir a las marchas por muchos motivos, y uno de ellos son los “pacos”; simplemente siento que no hacen bien su trabajo y la mayoría de las veces que he pedido ayuda en vez de ayudarme me han creado más problemas y me han hecho sentir como que todo anda mal, un pesimismo tremendo. En las comisarías te tramitan más que en el Registro Civil, pues desde que salí libre del Tribunal, para recuperar mi carnet, tenía que pegarme el pique desde el Centro de Justicia,  ubicado cerca del Metro Rondizzoni, hasta la Tercera Comisaría, que queda en Santiago Centro”.

“El día de la marcha contra la instalación de represas en la Patagonia fue un día esperado para mí, ya que tenía que entregar una tarea para mi clase de realización cinematográfica, y mi plan era documentar la marcha y todo lo que pasaba ese día en La Moneda y sus alrededores, para después, el fin de semana, editar todo el material y poder entregar mi trabajo el lunes 16. Logré documentar hasta que carabineros empezaron a meter los guanacos y tirar agua pa que la gente se fuera del lugar. Ahí comenzaron a meterse cada vez más policías lanzando lacrimógenas. Mientras otros manifestantes hacían mierda un banco y otros arrancaban, yo comencé a correr para huir del gas ese que me impedía respirar, aparte que si me quedaba grabando me sacaban la mierda. Me puse a correr y correr sin rumbo, sólo tratando de huir del lugar donde se protagonizaban escaramuzas. El aire era irrespirable. Llegué cerca de plaza Almagro y corrí por otras calles pero habían zorrillos por todas partes tirando más y más lacrimógenas. En un momento me tuve que agachar a tomar aire hasta que me paro y veo a un carabinero corriendo hacia mí con una lacrimógena en la mano que parecia granada. Yo levanté mis manos y le dije que no había hecho nada, que andaba grabando y que no me podía llevar detenido. El me agarró del cuello y me presionó fuerte con la mano. Me llevó a la camioneta y ahi me tomó otro paco que me torció el brazo y me subió. Habían 4 personas más adentro; después de eso siguieron manejando como por 45 minutos hasta que detuvieron a otra persona, de nombre Oscar. Lo raro es que mientras nos llevaban a la comisaría, el auto paró y le dijeron al cabro que se bajara y le  mostraron a un oficial un ladrillo que ellos mismo tenían y le dijeron que estaba en su bolso. Creo que una de las niñas que estaba con nosotros en la camioneta lo grabó con un celular”.

El joven añadió que “al final llegamos a la Tercera comisaría, a un galpón, donde llegaban todos los detenidos y ahí había un procedimiento eterno donde nos preguntaron los datos varias veces. Mientras esperábamos en una fila, Oscar y yo tratamos de identificar al carabinero que le había pegado combos en la guata. Ese policía se acercó a nosotros y nos preguntó porqué lo apuntábamos; después de eso se puso a conversar con los otros pacos que nos agarraron y más tarde nos dijeron que nos sacamos el número premiado, ya que el fiscal había decidido que nosotros pasábamos toda la noche en el calabozo. ¡Fuimos los únicos dos entre aproximadamente 100 personas detenidas. Yo traté de preguntar varias veces el porqué de nuestra detención y nos dijeron que era por  desórden público. Todos me respondían lo mismo, que era la fiscal la que había decidido eso; que no dependía de ellos.

Pablo añade que la noche que debió permanecer detenido en una celda apenas pudo dormir, pues “estaba tan cansado ya que mi estadía en la “suite-calabozo” por aproximadamente 16 horas me había dejado raja porque no logré dormir. ¡Si ni frazada había disponible, ya que las que habían, segun los carabineros, estaban ocupadas”.

Aquella noche, de acuerdo a la narración del estudiante, “los que estaban de turno parecían haber armado una fiesta, esuchando la radio y jugando al qué sé yo, igual como cuando los vecinos no te dejan dormir porque meten mucha bulla. parecían niñitos hiper ventilados jugando a los empujones; se arrancaban los unos de los otros como jugando a la pinta, vociferando y riendo, con bromas que duraron toda la noche”.

Aún preguntándose quién responde por esa detención ilegal, Pablo agrega que “fui el día después a la comisaría con mi mujer, el domingo en la tarde. Mi carnét no estaba y me dijeron que tenia que preguntarle al funcionario que me había trasladado al Centro de Justicia el día anterior, porque ellos no habían recibido nada; así es que me hicieron escribir el nombre para preguntarle yo personalmente el día después. Todavía no tengo mi cédula en mano.

En definitiva, tanto el estudiante de cine así como su compañero de penurias…y de celda, Oscar, debieron esperar en el calabozo desde las 23.30 hasta las 14.30 horas del día siguiente, para después ser trasladados al Centro de Justicia y entregados a Gendarmería, ocasión en que eran esperados por el abogado de Derechos Humanos Rubén Jerez, quien obtuvo su libertad inmediata.

La moraleja del caso, según Pablo, es que en Chile la policía abusa muchas veces de su poder; arroja gas lacrimógeno en forma indiscriminada y detiene a personas aunque nada hayan hecho, y nadie les ofrece una disculpa ni reparación, lo que habla muy mal de las prácticas policiales y la decisiones que adopta el ministerio del Interior.

Enrique Fernández.
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