viernes, 17 de octubre de 2008

Propaganda electoral, candidat@s a alcaldes y concejales

Si cualquier persona visita por estos días nuestro país, saturado de afiches de propaganda, seguramente creerá que se trata de la difusión de algún nuevo y eficaz tipo de dentrífico, pues sólo se ven blancas sonrisas, de dientes perfectos en rostros más o menos ajados. Porque mensajes no existen.
La mayoría de l@0s candidat@s -con la excepción de los adherentes del Juntos Podemos Más- evita dar a conocer qué partido, agrupación o ideología representa, menos aún cuales son sus propuestas, más allá de la manoseada seguridad ciudadana, apoyo al deporte o mejoramento de la educación pública, la misma que la derecha de este país -avalada por la Concertación- ayudó a destruir. Lo más preocupante es que también l@s candidat@s de la propia Concertación ocultan muchas veces su posición, como si se avergonzaran de pertenecer a esa coalición. Es más: no es extraño ver en televisión pseudo debates políticos donde, a modo de ejemplo, el señor Larraín, presidente de Renovación Nacional, señala que la "violencia política registrada recientemente en Cerro Navia, amenaza con llevarnos al pasado", refiriéndose a un candidato a alcalde de derecha que sufrió una golpiza por parte de un sujeto que, posteriormente, confesó no tener vinculación política alguna sino que su acción se debió al exceso de ingesta de alcohol.
En el mentado debate, en el que también participaba el senador del Partido Socialista Camilo Escalona, éste sólo se limitó a escuchar a Larraín, sin rebatirle, cuestionar tales acusaciones o, al menos, recordarle que, si de violencia política se trataba, bastaba con remontarse al gobierno que el mismo Larraín y sus coreligionarios apoyaron decididamente: la dictadura militar, con su trágica secuela de violaciones a los derechos humanos, muertes, torturas y abusos de todo tipo. ¡Pero nada!; Escalona guardó silencio. Ese episodio se repite prácticamente en cada debate o lo que se le parezca, con políticos concertacionistas repitiendo el discurso de la seguridad ciudadana, la carencia de recursos en la educación pública y la corrupción, careciendo de argumentos y, en definitiva, esgrimiendo los mismos argumentos de la derecha. ¿Es que esos iluminados que desde 1990 dirigen las riendas de Chile se quedaron sin palabras frente a tanto discurso populista y vacío de sus oponentes? ¿Será que la obtención de títulos, doctorados y postgrados en Europa les
congeló las ideas, o es talvez un reconocimiento implícito a su incapacidad de darle nuevos aires a un proyecto que cumplió hace pocos días su mayoría de edad?.
La derecha en Chile, que incluye a civiles y militares, empresarios y a los dueños de este país tiene la sartén por el mango: los jóvenes no se inscriben para votar pues están concientes de la nula participación real en la adopción de decisiones que les afectan. El padrón electoral de la Democracia Cristiana, así como de otros partidos políticos está envejecido; los mismos apellidos se repiten en el espectro político nacional desde hace un siglo o más, y quienes lucharon por recuperar la democracia han visto frustradas sus esperanzas de un cambio real. Hoy, la Concertación sale en sus puerta a puerta pidiendo apoyo en los comicios del domingo 26 de octubre, que en realidad es la prueba de fuego, la "previa" de las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo año, y la derecha sabe que ha ganado terreno no por mérito propio, pues no han salido victoriosos en ninguna elección desde 1958, sino que gracias a los errores y desatinos de l os gobiernos que prometieron alegría, participación ciudadana, democracia plena y una Constitución Política representativa de las sensibilidades de tod@s l@s chilen@s.
La pregunta es: ¿habrá que votar para que se mantengan en el poder los mismos rostros y sus familiares, meros administradores del legado socio económico del pinochetismo?. Y con ello no me refiero a la posibilidad de que el Juntos Podemos Más resulte vencedor, pues todos sabemos que, con suerte, logrará un 7% de apoyo.
Creo que es hora, hace rato, de alzar nuestras voces; de hacerles notar a los políticos de la Concertación que no somos borregos, que la pérdida de vidas humanas valiosas de luchadores que hoy no están con nosotros justamente por intentar la caída de la dictadura - no del pinochetismo, que aún subsiste- no fue en vano; que deben irse para sus casas los Frei, los Alvear, los Aylwin, los Zaldívar y muchos otros "emblemáticos", dar paso a los movimientos sociales, a la juventud que nació en esta democracia con fijador, a las etnias, a los colectivos; en fin, a quienes hoy ven sólo dientes blancos en afiches vacíos de contenido.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola estimado. Me parece muy ilustrativo tu artículo. Lamentablemente, la democracia como se la conoce en la teoría, está muy lejos de lo que es hoy en la realidad.

¿Qué es la democracia? Es un ritual que se repite cada cierto par de años, específicamente en cajas, en las que insertas, casi como zombie, un voto... hasta nuevo aviso.

Y lo más lamentable es que ese ritual se circunscribe a una muy escasa alternativa de nombres, muchos de los cuales se repite elección tras elección. Un caso se da en la comuna de Quillota, donde uno de los candidatos a alcalde, es el actual edil en ejercicio... ¡durante 4 periodos!; y uno de los candidatos a concejal, fue alcalde y concejal en la misma ciudad en periodos anteriores.

Si la democracia es sólo una repeticiòn de nombres, es evidente que se hace aún más difícil la circulación de los zombies y, por lo tanto, el cambio se hace más necesario que nunca...