viernes, 8 de mayo de 2009

Flores para Piñera

El papelón del senador ex PPD, ex ministro del Presidente Allende, ex "revolucionario" -que basó su tesis de grado, apoyado por un sociólogo, y citando hasta frases del Che Guevara y haciendo referencia al "Hombre Nuevo" en la década de los años 70- hoy aliado con el piñerismo y la derecha chilena, Fernando Flores, refleja el tipo de personalidades con ansias de poder que encierra una buena parte de la clase política nacional, en particular quienes conforman la Alianza. Arrogantes, prepotentes, inescrupulosos e inconsecuentes, son sólo algunas de las características de este tipo de individuos.
Durante una entrevista política de CNN Chile, Flores hizo gala de esas "virtudes", hostigando al periodista con frases casi ofensivas, ninguneando al profesional de la prensa y, por último, convencido de que las cámaras y micrófonos se habían apagado, "huevoneó" al sorprendido entrevistador. Tal situación ya había tenido lugar meses antes con otro periodista, ocasión en que un Flores indignado debido a determinadas preguntas, abandonó el set intespestivamente y en forma agresiva.
Años antes, el hoy candidato Sebastián Piñera, utilizando su dinero, influencia y poder, y usando a un capitán de ejército en servicio activo, a la sazón, adscrito al batallón de inteligencia de esa institución castrense, y a periodistas, planificó una encerrona a Evelyn Matthei, instando a "dejarla en ridículo, como una cabra chica copn pataleta". Fue aquél episodio donde una simple radio Kyoto, que guardaba grabadas las instruciones de Piñera, dio la oportunidad al ahora extinto Ricardo Claro, ex socio del "Tatán", de vengarse de éste por fracasados negocios entre ambos y que permitió a Piñera, de una forma muy poco ética, quedarse con el negocio de las tarjetas de crédito o dinero plástico.
En esa ocasión y por años, las relaciones entre Ricardo Claro, Evelyn Matthei y Sebastián Piñera se enfriaron a tal punto que ni siquiera se dirigían la palabra, salvo que fuera para escupirse odios y resentimientos. Hoy, la blonda parlamentaria, hija, por cierto, de un general que integró la junta militar de Pinochet, sale en defensa de Piñera y le ofrece todo su apoyo para llegar a La Moneda. Claro, en tanto, mientras vivió, intentó perjudicar por cualquier medio a su ex socio, a la vez que comulgaba religosamente los domingos y se decía fiel a las doctrinas del Opus Dei y de lo más rancio del catolicismo y del pinochetismo criollos.
Estas personas -con la excepción lógica del finado- luchan hoy por acceder al gobierno, ofrecen sanación para todos los males del país y pronuncial discursos electoralistas cuyo eje central son la familia, las buenas costumbres, el trabajo honesto y la seguridad ciudadana. También dentro de la lógica piñerista, está el hacer borrón y cuenta nueva en lo que al pasado reciente de Chile se trata. "terminar con la confrontación ideológica que nos dividió entre el Sí y el No", pregona el candidato, como si la historia de la República hubiese empezado allí. Como si los asesinados y torturados, los exiliados y desaparecidos formasen parte de otro Chile, uno que él no conoce, pese a que tanto él mismo como su hermano José y la mayoría de sus partidarios que dirigen los hilos en RN y la UDI, se enriquecieron apoyando a la dictadura. Piñera sostiene que la opción de Flores de apoyarle implica "un acto de libertad", la misma que él y sus secuaces negaron durante 17 años a la mayoría del país.
Tanto Flores como Evelyn Matthei y Piñera, reiteradas veces, han demostrado que no sólo no son confiables, y que el manoseado "sentido de servicio público" que dicen tener, es solamente una frase hueca. Ellos -y ella- más que nadie, son los responsables de situaciones que rayan en la insensibilidad humana, como colarse al funeral de una pobre muchacha asesinada por delincuentes para aparecer en televisión, o justificar la militarización de poblaciones marginales y la estigmatización de jóvenes cuyo mayor delito es haber nacido pobres.
Esas actitudes y yerros, al final, servirán para que caven sus propias tumbas el día de las elecciones, pues las personas no olvidan las bajezas de sus protagonistas, y el matrimonio por conveniencia del candidato y el senador, culminará en un estruendoso fracaso, con ambos como cadáveres políticos.

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