sábado, 1 de noviembre de 2008

John MacCain en Chile o la triste historia de un perdedor con sabor a dulce de coco

Hace apenas 50 años, Barack Obama ni siquiera hubiese podido postularse a candidato a concejal en algún remoto pueblo norteamericano. En ese entonces, la segregación racial en Estados Unidos de Norteamérica campeaba, y las luchas por los derechos civiles arrojaban decenas de muertos, heridos, encarcelados y perseguidos; por cierto, negros la mayoría. Al mismo tiempo, en el sur profundo de ese país, y en una plantación llamada Teoc, y que aún existe, John Sydney MacCain III, solía visitar a su familia, que por 5 generaciones ha mantenido esa inmensa propiedad y en la cual, en 1812, William Alexander MacCain, tatarabuelo del actual candidato republicano, ejercía el poder absoluto y decidía sobre la vida y la muerte de sus 120 esclavos.
Una vez concluida la Guerra de Secesión, y cuando los negros pudieron liberarse -al menos en el papel- de sus cadenas, los otrora esclavos del tatarabuelo William, al igual que otros ex esclavos, pudieron optar por un apellido distinto al de su amo. Muchos afroamericanos decidieron apellidarse Freeman (hombre libre), aunque en esa hacienda, quienes cultivaban la tierra y enriquecieron a su señor, continuaron llamándose MacCain. De allí entonces que en Missisipi, todavía por estos días, los MacCain de uno y otro color de piel convivan atados a un tronco histórico común, tal como lo señalara en reciente entrevista a la prensa de Estados Unidos Lillie MacCain, descendiente de los esclavos de la plantación Teoc.
Pero volviendo a John Sydney MacCain III, el ex veterano y prisionero de guerra por 5 años en Viet Nam, quien aparentemente perdería las elecciones presidenciales del martes frente a Barack Obama, él visitó varios países del llamado "patio trasero de Estados Unidos", vale decir, América Latina. En 1957, y mientras el destructor Hunt de la flota gringa se hallaba atracado en Río de Janeiro, el cadete naval MacCain, quien viajaba a bordo de esa nave, conoció a Gracinda Teixeira una ex modelo y bailarina brasileña, con quien sostuvo un breve y apasionado romance, tanto que el ahora postulante a la Casa Blanca la menciona en su libro "Faith of my Fathers" como "la modelo de modas brasilera que aún recuerdo..." . En tanto, la ahora también veterana -pero de otras batallas- de 77 años de edad, quien había sido candidata a Miss Universo versión 1954, recuerda a su vieja conquista como un gran besador y un mejor amante. "yo le decía, cariñosamente, querido o mi dulce de coco" -rememora la Teixeira ante la insistencia de los periodistas cariocas-, como evocando el lugar exacto de nacimiento de MacCain: el poblado de Coco Solo, en la zona del Canal de Panamá, en 1936.
Otro dato que no muchos conocen, es que el besador de Río también ancló en Santiago de Chile, el penúltimo día de diciembre de 1985 por invitación del entonces embajador Hernán Felipe Errázuriz, pocas horas después de un prolongado apagón provocado por las protestas en contra de la dictadura militar. Se reunió con Augusto Pinochet y José Toribio Merino y, según cuenta un ex asesor del dictador, se habló de cómo frenar el avance del comunismo en América Latina. El comentario de MacCain al término de ese encuentro y antes de viajar a Puyehue en compañía de su esposa, fue que Pinochet encarnaba el anticomunismo visceral.
Así las cosas, y una vez que nosotros acá en Chile terminemos de celebrar este merecido asueto gracias a los hermanos evangélicos, y cuando los poco más de 303 millones de norteamericanos estén pegados a sus televisores, el martes, para ver la final electoral entre un descendiente de esclavos, nacido en Honolulu, y el heredero de la plantación Teoc, lo más probable es que, finalizado el conteo de votos, un coco más solo que nunca añore los brazos suaves y la boca fresca de aquél amor latino que le susurraba al oído que era su dulce de coco.

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