jueves, 30 de octubre de 2008

Falso asalto a la patrulla en Quillota : encubrimiento de un crimen y medios de comunicación

Ayer, miércoles 29 de octubre, a 34 años de los hechos, se dictaron las sentencias en contra de algunos de los autores materiales del asesinato de 6 chilenos y el secuestro y posterior desaparición de otros tres que ocuparon cargos de distinto nivel, entre ellos el entonces alcalde de Quillota, Pablo Gac, durante el gobierno del Presidente Allende y que, con posterioridad al golpe militar del 11 de septiembre de 1973, habían sido detenidos o bien se habían presentado voluntariamente ante las nuevas autoridades militares de Quillota.
En esta columna, no me referiré a las condenas en sí, por lo demás bajísimas, si se considera la gravedad de los crímenes cometidos. Ello corresponde a los abogados de las víctimas, al Poder Judicial, pero sí quiero, apelando una vez más a que los pueblos sin memoria tienden a repetir sus errores, referirme al rol que jugaron medios de comunicación de la época al consignar el denominado "Asalto a la patrulla", acaecido la madrugada del 18 de enero de 1974.
Como es de conocimiento público, Pablo Gac, a la sazón alcalde de Quillota, Rubén Cabezas Parés, abogado, Levy Arraño Sancho, dirigente campesino, Víctor Fuenzalida, Manuel Hurtado, Osvaldo Manzano, Julio Loo Prado, Angel Díaz Castro y Hugo Aranda Bruna, quienes permanecían detenidos en la cárcel pública de esa ciudad, fueron sacados por efectivos del regimiento y de la Escuela de Caballería Blindada pasada la medianoche del 18 de enero de ese año desde sus lugares de reclusión y obligados a abordar 4 vehículos que iban resguardados por militares al mando del capitán Pérez Egert. En el silencio de la noche, la caravana enfiló por calle Yungay hasta Freire y, desde allí, al sector de San Isidro, donde se encuentra la Escuela de Caballería Blindada. A la altura del paso bajo nivel los vehículos detuvieron su marcha, y los prisioneros -todos maniatados y vendados- debieron descender uno a uno. A la señal de los oficiales, los soldados comenzaron a disparar sus armas y lanzar un par de granadas, simulando defenderse de un "ataque extremista" para luego apuntar a los cuerpos de los indefensos prisioneros. Todos murieron en el lugar, con excepción de uno que, malherido, fue rematado con un tiro en la nuca efectuado por el capitán Daniel Walker, quien se encargó de subir el cadáver de su víctima a uno de los camiones para llevarlo al regimiento.
Seis de los cuerpos sin vida fueron posteriormente sepultados en el cementerio local, sin que sus familiares, durante varios días, pudieran ni siquiera dejar una flor en sus tumbas: la autoridad militar de Quillota impidió, con guardia armada, que se acercara nadie al lugar. Tres cuerpos, incluídos el del alcalde Gac y del abogado Rubén Cabezas, habrían sido arrojados desde un helicóptero al mar, en la bahía de Quinteros, permaneciendo hasta hoy en calidad de detenidos desaparecidos.
Lo anterior quedó claramente establecido en el grueso expediente, que lleva la causa rol número 35.738, que instruyó la ministra en visita Gabriela Corti.
En días previos al asesinato de estas personas, cuyas familias aún viven en Quillota, una tranquila ciudad semi rural ubicada al interior de la Quinta Región, tuvo lugar una "reunión de carácter social", en la que connotados ciudadanos, civiles y militares, todos partidarios del golpe militar, habrían planificado la masacre. Civiles presentes en ese evento, habrían entregado listas de personas a las fuerzas militares.
Por su parte, la prensa local y nacional, una vez conocido el "intento de fuga y muerte de los extremistas", consignó el hecho, corroborando, por cierto, la versión de los militares. El Observador, en una suerte de crónica-editorial respecto del hecho, y que lleva la firma de su director, Roberto Silva Bijit, señala: "El asalto a la patrulla militar"...esa noche se escucharon muchos disparos y al otro día Quillota se levantó copuchando mil cosas. Todos tenían su versión de lo sucedido. Al mediodía me avisaron que en la morgue había varios cadáveres y que correspondían a los extremistas que habían intentado asaltar una patrulla. Me fui a la morgue, pero estaba cerrada. Subiéndome a unos cajones sólo pude ver, por ventanas de luz laterales, los cuerpos embarrados de tres personas sobre una mesa. No tenía a quien preguntarle nada. Carabineros no informó, Investigaciones dijo no saber nada. En la tarde ya tenía cuatro nombres. A las seis me llegó una declaración oficial de la Gobernación que decía textualmente:
El Gobernador Militar del Departamento de Quillota, se hace un deber de informar a la ciudadanía lo siguiente:
-Que en la madrugada de hoy 18 de enero de 1974, aproximadamente a las 01.00 horas, elementos extremistas atacaron sorpresivamente a la patrulla militar de la Escuela de Caballería que llevaba detenidos del Batallón de Ingenieros a ese recinto.
-Ante esta emergencia la Patrulla repelió el ataque y en medio de la confusión huyeron PABLO GAC y RUBEN CABEZAS.
-Como consecuencia del enfrentamiento, los siguientes detenidos, que también intentaron escapar, fueron dados de baja:
1.-HUGO HERNAN, ARANDA BRUNA
2.-JULIO ARTURO, LOO PARDO
3.-EDUARDO, MANZANO CORTEZ
4.-VICTOR ENRIQUE, FUENZALIDA FUENZALIDA
5.-ANGEL MARIO, DIAZ CASTRO
6.-MANUEL HERNAN, HURTADO MARTINEZ
-El ataque de los elementos extremistas se realizó con armas de fuego y objetos incendiarios, a consecuencia de lo cual resultó herido el Cdte. de la Patrulla, capitán FRANCISCO PEREZ E., y el jeep en que viajaban quedó totalmente destruido por la acción de proyectiles e incendios.
-Este Gobernador Militar insta a la población a mantener la calma, haciendo presente que esta acción de extremistas violentistas, a su juicio, no representa el sentir mayoritario de la ciudadanía, y lamenta que individuos irresponsables pretendan alterar la calma y la vida institucional.
-Este Gobernador Militar dispuso la Investigación Sumaria correspondiente, por el Fiscal Militar.
QUILLOTA, 18 de enero de 1974
ANGEL C. TORRES RIVERA
Coronel
Jefe Militar de Quillota y Gobernador"

A renglón seguido, el director de El Observador, Roberto Silva Bijit, reproduce 3 bandos militares que advierten "a la población del Departamento del peligro de hospedar en sus casas a personas cuyos antecedentes no sean conocidos, ya (sic) puede tratarse de prófugos de la justicia o elementos extremistas". El mismo director de ese medio de comunicación -que nació en Quillota y hoy también se distribuye en Viña del Mar y Valparaíso, entre otras ciudades- acota en la misma crónica-editorial en comento : "como esto fue un viernes, inmediatamente copié el bando en unas cartulinas y lo coloqué en la plaza para informar. Estuvo allí hasta el sábado hasta el mediodía". La pregunta es -entre muchas otras- ¿corresponde a un director de un medio de comunicación darse la tarea de ir a pegar los bandos militares recibidos a la plaza de la ciudad?.
Pero sigamos...
El Observador continúa. Cito textual: "De Gac y Cabezas nunca más se supo. La gente, que siempre hace chistes de todo, decía que habían encontrado a Gac "sin cabeza". Se cree que están en el extranjero y cuentan que Rubén Cabezas estaría en Punta del Este (Uruguay)..."
Y prosigue: "Muchos mal hablados dijeron que los militares habían hecho un autoatentado para eliminar a seis extremistas detenidos. Los hechos -añade Roberto Silva Bijit- dicen una cosa muy diferente: primero, a los militares no les interesa liquidar gente que pueden -como lo están haciendo- sacar del país; segundo, el corazón de las esposas no engaña y se las ha visto que ya no tienen la desesperación que tuvieron los ocho primeros días, lo cual indica que recibieron alguna noticia; los cuerpos los vi embarrados, lo que prueba una fuga por entre las plantaciones que hay junto al camino que va a la Escuela de Caballería en los momentos en que sus compañeros intentaban rescatarlos. Los que murieron viajaban en un vehículo adelante y los otros dos en uno de atrás..."
Y remata: "los extremistas que fueron dados de baja cuando trataban de fugarse, habían estado en el Lebu y otros habían sido detenidos hacía poco. La Fiscalía Militar los hizo traer a Quillota para ser juzgados y los juicios se habían iniciado, contando los acusados con conocidos abogados de Quillota para su defensa. El Gobernador Torres estaba procediendo no sólo con la decisión militar que coresponde, sino también con la capacidad y valentía que le son características".

Hasta ahí la "información" publicada por El Observador y su director, Roberto Silva Bijit, en relación al falso asalto a la patrulla, que terminó con la vida de 9 personas. Si usted no siente que se le revuelve el estómago, a la luz de las investigaciones llevadas a cabo por tribunales competentes, a mí sí. Pero desglosemos un poco lo consignado por El Observador y los comentarios o reflexiones de Roberto Silva en cuanto al caso:
Roberto Silva, en medio de la tragedia que afectaba a muchos de sus vecinos en Quillota, se mofa de quien fuera alcalde (Pablo Gac) y de sus familias, al igual que de Rubén Cabezas, al hacerse eco de un "chiste" que, según Silva, circulaba por las calles de esa comuna en 1974. No solamente eso. También valida que Cabezas podría hallarse en Uruguay. Posteriormente, "interpreta" el sentir de los militares cuando expresa que éstos no necesitan liquidar gente pues las estarían sacando del país. Tal vez lo más aberrante es su absoluta incapacidad de compasión para con las esposas e hijos de las víctimas, cuando postula que ya no se les ve tan desesperadas ¡como hace ocho días!, lo que indicaría que "recibieron alguna noticia". Y como si eso fuera poco, Roberto Silva Bijit -de quien desconozco si fue llamado a declarar por el caso al cual él se refiere, conociendo tanto detalle- asevera que vio los cuerpos embarrados, lo que constituiría una prueba de un intento de fuga "por entre las plantaciones..." Afirma, por último, que "los que murieron viajaban en un vehículo adelante y los otros dos en uno atrás...".
¡Definitivamente, vomitivo!

Estimad@ lector@:

Uno de los pasajes más oscuros de nuestra historia reciente es la actitud cobarde, servil, colaboracionista y canalla de muchos civiles que ayudaron a reprimir, asesinar, hacer desaparecer y delatar compatriotas. Lo peor del caso, no son solamente quienes trabajaron para los servicios de seguridad del régimen de Pinochet, sino aquellos que por su investidura o, al menos, responsabilidad como periodistas o dueños/directores de medios de comunicación no sólo ocultaron la verdad, también ayudaron a construir una gran mentira, justificaron asesinatos y todo tipo de violaciones a los derechos humanos. Hoy, los mismos personajes se pasean por las mismas calles por donde alguna vez transitó Pablo Gac, Rubén Cabezas y sus compañeros de infortunio camino a una muerte vil. Son esos personajes los que aparecen en cenas de gala, transmiten y colaboran con la Teletón, asesoran comunicacionalmente a candidatos o políticos, intentan dictar cátedra de solvencia moral y presumen de saber cómo dirigir una ciudad o una región.
Desde este humilde blog, yo acuso a Roberto Silva Bijit y al periódico El Observador de ser cómplices intelectuales y encubridores del crimen de Quillota al tergiversar y mentir los hechos; acuso a El Mercurio y Copesa, así como a aquellos periodistas y seudoperiodistas que se prestaron para concretar y justificar esa infamia llamada dictadura; de complicidad en la tragedia de Chile e insto, en mi calidad de ciudadano, a que se haga justicia.

4 comentarios:

JK dijo...

Interesante artículo. Me gustaría que puedas escribir a mi mail jcastaing@elrepuertero.cl

Soy el Coordinador de Corresponsales de www.elrepuertero.cl y me gustaría establecer contacto con usted.

Saludos

unsilencioquenocalla dijo...

Estimado amigo Enrique:

Antes que todo, espero que te esté yendo bien en lo profesional y familiar.
Respecto de tu crónica-opinón me resultó muy tendenciosa, ya que vi en ella una oportunidad de revanchismo por lo rudo que se te trató en "El Observador" en las dos o tres oportunidades infaustas en que hiciste noticia, en esta pequeña e hipócrita ciudad de Quillota.
Creo haber conocido algo a Roberto Silva Bijit durante los once años en que brindé mis servicios de reporteo y redacción en "El Observador" y te puedo decir que él debe haber experimentado, sobradamente, el amargor de la vergüenza de haber cometido ese yerro periodístico e histórico (no olvides que es periodista y profesor de Historia), el cual también analizo y me lo explico, considerando los violentos días posteriores al Golpe Militar, en los cuales resultaba muy difícil ser valiente sin caer en la temeridad.
Escribir en un diario es algo que te casa con las palabras que redactas, ya que queda grabado para la historia, para siempre.
Creo que Roberto Silva debe haber experimentado en su fuero interno la vergüenza de ese yerro tan brutal, sobre todo considerando que su slogan en el diario es "La verdad, más que un valor es una actitud ante la vida". Quizá por ello es que buscó la verdad años después, cuando conocimos en el diario las declaraciones de un testigo presencial del asesinato de Gac, Cabezas y Arraño.
Roberto Silva Bijit ha dado muestras evidentes de haberse reencontrado con la verdad histórica al cabo de los años, toda vez que desde el año 1996 aproximadamente, comenzó a referirse sistemáticamente a ese episodio histórico como "El falso asalto a la patrulla".
Por lo mismo, ahora que tú tienes, amigo Enrique, la oportunidad de una perspectiva histórica completa, leer que te refieres solamente a ese yerro periodístico y no dices nada acerca de los esfuerzos realizados sistemáticamente para decir años después que ese episodio fue un brutal crimen me pareció maquinal y tendencioso, y me sonó a una oportunidad de revanchismo que ensombrece, de algún modo, la lírica grácil y erudita de que ha hecho gala tu pluma periodística.

Te reitero mis saludos y considérame uno más de los lectores de tu blog.

Mi blog es www.unsilencioquenocalla.blogspot.com

Anónimo dijo...

¿ y que pasa con los complices militares ocultos que vieron lo que paso y que callaron, como los otros uniformados en ejercicio como Cesar Streit Gonzales, (gr)que hoy goza de una frudulenta y abundante jubilacion??

Anónimo dijo...

Bueno señores tras horrendo sucesos provocados por estos sin nombre queria contarles que el chofer de ese entoces Laureano Enrrique Hernandez Araya sub-oficial de carabineros (r)condenado a 3 años y 1 dia por secuestro,condena que no se cumplio hoy presenta una demanda en el jusgado de garantia de Quillota por golpear a una mujer y amenazas de muerte a un civil RUC N°1300837685-3 RUC N°2137-2013 gracias.