Casi un 60 por ciento de potenciales
electores se restaron del ejercicio cívico durante las recientes elecciones
municipales chilenas, abstención que, pese a la modalidad de inscripción
automática y voto voluntario, no sedujo a los casi 5 millones de nuevos
inscritos.
La clase política –entre quienes se cuentan a
verdaderos clanes familiares, con uno o más miembros en cargos públicos, el
Senado, la Cámara
de Diputados y distintos servicios del Estado- se muestra preocupada, pues la
desligitimización de la política le quita sustento a esa actividad, con escasa
participación popular.
Lo anterior no debiese extrañar a nadie, en
un país que administra la herencia de la dictadura, con un sistema binominal
perverso, que ahuyenta a un electorado que elije cada cierto tiempo entre
rostros provenientes de la farándula criolla, verdadero semillero de los
partidos de derecha y extrema derecha, y una Concertación desgastada, sin ideas.
Los afiches de campaña, lejos de ofrecer
propuestas o programas, mostraban caras viejas “fotoshopeadas”, que no
revelaban a qué conglomerado político pertenecían, ni ideas. Sólo sonrisas y
eslóganes huecos.
La juventud, buena parte de ella movilizada
en las demandas estudiantiles de 2011, se quedó en casa, no sufragó o se dedicó
a “funar” las mencionadas elecciones, advirtiendo que está harta de esa casta
política apernada en el poder, que obtiene jugosas dietas, las que superan con
creces la de sus homólogos de varios países de América Latina y el mundo. Un
parlamentario chileno gana no menos de 30 mil dólares al mes –en un país donde
el salario mínimo asciende a 400 dólares mensuales-
El cansancio de la ciudadanía con la
dirigencia política es notorio y justificado, sobre todo si se considera que un
senador hace carrera y puede ser reelecto por varios períodos, sumando hasta 30
o más años en ejercicio, acumulando, por ende, un apequeña fortuna que no es
tan pequeña. 30 mil dólares mensuales durante 24 o más años es como sacarse la Lotería al menos una vez
por año.
Sumado a lo anterior, existen parlamentarios
designados, y aunque nadie votó por ellos, pueden mantenerse legislando durante
gran parte de su vida laboral, para luego volver a la actividad privada.
También ex comandantes en jefe de alguna de las ramas de las fuerzas armadas y
de carabineros, que hoy ostentan cargos públicos, obviamente representando a la
derecha.
En 2013 habrá elecciones presidenciales y
parlamentarias y se espera también que la abstención sea masiva, pese a
retoques superficiales de nuestro sistema político y económico, que para muchos
países se exporta como modelo a seguir pero para quienes vivimos en esta larga
y angosta faja de tierra debe ser modificado en su estructura, donde la
representatividad sea real.
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