Una vez más, las autopistas chilenas se tiñen de sangre. Al menos 20 pasajeros perdieron la vida mientras viajaban en un bus interprovincial, hecho que cada cierto tiempo hace noticia, la que luego muere, al igual que las personas, sin que se adopten medidas eficaces para detener la masacre que implican los más de 55 mil accidentes de tránsito que se registran anualmente en Chile.
Las autoridades nunca han tomado el toro por las astas y solamente se han limitado a medidas precarias, ya que la presión de empresas importadoras de automóviles y del rubro en general hacen sentir su peso. Tampoco las municipalidades, que otorgan licencia de conducir a quien pueda pagar y demuestre que está capacitado para echar a andar y detener un coche, se hacen responsables.