viernes, 19 de diciembre de 2008

Zapatazo al senador Guirardi/No sancionen a esos pobres pacos

Molesto por una infracción de tránsito cursada en su contra al conducir a exceso de velocidad por la Ruta 68, el senador PPD Guido Guirardi telefoneó a la subsecretaria de Carabineros, Javiera Blanco, llamada que tuvo como resultado sanciones para los 2 carabineros responsables de cursar tal infracción, es decir, cumplir con sus obligaciones.
Guirardi, en declaraciones a los medios de comunicación y en su propia página web, intenta aclarar los hechos, lo que a mi juicio agrava la falta.
Sin ser yo el mejor exponente de los defensores de Carabineros de Chile, creo que tal actitud no sólo fue errada sino también desproporcionada, abusiva, prepotente y descriteriada.
Guirardi debió, en primer lugar, conducir dentro de los límites de velocidad permitidos y, al ser sorprendido, quedarse calladito, acatar y pagar la multa. Lamentablemente, actuó como suelen hacerlo los poderosos de Chile: echando mano a sus contactos y vínculos para "lavar la afrenta" que implicó que dos "simples pacos", cumpliendo funciones a pleno sol y previniendo accidentes de tránsito, como el que se vio involucrado Guirardi hace 13 años, osaran castigar a tan digno representante de la clase política criolla.
Ese hecho no hace más que profundizar la brecha existente entre el ciudadano de a pie y los dueños de Chile, en particular de los políticos, que imitan burdamente el proceder de sus homólogos en Perú, Bolivia, México, Brasil y otros países de nuestro Continente. Por todos es conocido que el PRI, en México, tras 70 años en el poder, abusó de prebendas y privilegios, fomentó la corrupción y ayudó a debilitar las bases de una sociedad riquísima en cultura e historia, pero donde la fe pública está claramente dañada. Desde tiempos en que los españoles, liderados por Hernán Cortés arribaron a ese país, ya se hablaba del "unto de México" y de allí surgió también el "malinchismo". El PRI fue derrotado en elecciones democráticas.
En Brasil, las policías mantienen su negocio paralelo con la función que deberían ejercer según mandato constitucional, y el cohecho, además de muchos otros delitos, son disputados entre policías y políticos, así como empresarios, convirtiendo a ese gigante sudamericano en una olla a presión, con explosiones sociales y mundos irreconciliables entre quiens habitan en las más de 600 favelas de Rio de Janeiro y los demás ciudadanos, que moran en el plan.
Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia y Ecuador no son la excepción en lo que a abusos de poder y corrupción se refiere, y en los cuales las clases dominantes, mayoritariamente de origen europeo, se aferran al poder mediante el uso de la fuerza, el dinero, los cargos públicos y la explotación indiscriminada de recursos naturales. En Quito, una ciudad maravillosa, un adagio popular reza "con aceite todo rueda", en referencia a la solución de trámites engorrosos o problemas de cualquier índole... un par de monedas mediante, o una llamada a quien esté ubicado en los escalafones más altos del aparato púbico o de gobierno. Desde hace años, Ecuador vive una profunda crisis que obligó a emigrar a más de un millón de sus ciudadanos. En definitiva, muchas de las turbulencias sociales de nuestros países radican, entre otros aspectos, en los desaciertos o, lisa y llanamente, atisbos de corrupción y abuso de las clases dirigentes, de políticos corruptos y desigualdades.
El caso en comento, es decir, el descriterio del senador Guirardi, no puede ser menos que sancionado por la sociedad en su conjunto, antes que ese tipo de prácticas se vuelvan comunes, como en otros países.
La lección positiva que podemos sacar de este lío es que una parte importante de la población y de sus instituciones han reaccionado y emitido un juicio, y que las críticas, más allá de eventuales aprovechamientos político-electorales, se han dejado sentir. Es sano que, en democracia o seudo democracia como la nuestra, las personas e instituciones reaccionen.

martes, 16 de diciembre de 2008

El zapatazo chileno a la Concertación

Muchos políticos de la concertación, que han ocupado distintos cargos en los 4 gobiernos que se han sucedido desde 1990, están conscientes que se ven enfrentados a una posible derrota electoral el próximo año. Por ello, apelan a medidas de distinto tipo con tal de conquistar miles de votos, en particular de electores no inscritos y cuyas edades fluctúan entre los 18 y los 24 años. De acuerdo a estadísticas, en ese segmento etario un 80 por ciento nunca se ha inscrito ni demuestra interés en hacerlo.
Lo anterior puede traducirse como una actitud rebelde de muchas personas que se niegan a formar parte de una tradición -el voto- que, en definitiva, no resuelve los grandes y pequeños problemas de las gente. También como un efecto de años de lavado de cerebro por parte de la dictadura, primero, y la derecha que apoyó a esa dictadura en las 2 últimas décadas después. En parte, los medios de comunicación (tergiversación) masiva, llámese diarios, periódicos y televisión, y en menor número las radioemisoras, han sido responsables de la desideologización de los chilenos, quienes por mucho tiempo asociaciaron participar o interesarse en la política con algo negativo, riesgoso. cabe recordar que la mayoría de los medios de comunicación en Chile están en manos de la derecha.
Sin embargo, no siempre se puede culpar a determinados grupos de los errores propios. La Concertación, que tuvo un considerable apoyo en sus inicios, y cuyos gobernantes, pese a yerros, casi siempre han contado con la aceptación de millones de ciudadanos, se relajó demasiado, no supo cautivar, repitió no sólo errores, también rostros y partidos políticos, y transó hasta lo intransable con tal de que nadie le "hiciera olitas". Gobernabilidad fue, entonces, la palabra clave, pero no tuvieron la capacidad de escuchar el clamor del pueblo, de los estudiantes, de las minorías étnicas, de los trabajadores; sí se dieron tiempo para dialogar con trasnacionales, empresarios criollos, militares y grupos dominantes, a quienes ofrecieron un pais calmo donde invertir, confiados en que la paz social traería progreso. El problema fue que, con paz social a destajo, tampoco los trabajadores vieron incrementados sus ingresos, la precariedad laboral es un hecho, las posibilidades de ascender en el escalafón social mínimas y la igualdad de oportunidades una quimera, sin mencionar vivienda, pensiones, salud y educación.
Los votos que hoy busca el gobierno central -y todos quienes dependen de la gran teta del estado para sobrevivir holgadamente en cargos muy bien remunerados- existen: una gran cantidad de ciudadanos está por una opción progresista, anti derecha, pero no está dispuesta a seguir haciéndole el juego a un puñado de iluminados, sus familias y amigos para que nada cambie. Por ende, con o sin inscripción automática y voto voluntario, la Concertación, en las próximas elecciones, sólo puede esperar un enorme zapatazo de parte de un electorado que le fue leal, y que hoy aspira a nuevos rumbos, nuevos rostros y una mejor calidad de vida que nunca llega.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Cámaras de televigilancia y control ciudadano

(In)Seguridad ciudadana, delincuencia y medidas preventivas/represivas, caballito de batalla de la derecha, del gobierno y, por cierto de ambas policías en Chile, demuestran que muchas veces se opta por buscar el camino más fácil en lugar del estudio a fondo y la búsqueda de soluciones más permanentes a ese problema que, sin duda existe, pero cuya magnitud es ampliada y utilizada políticamente por unos y otros.

Indices de victimización, proyectos de construcción de nuevos recintos penitenciarios, incremento de medios humanos y materiales para Carabineros y la Policía de Investigaciones, así como la instalación de cámaras de televigilancia en espacios públicos, son el tema favorito de la televisión basura y de los medios de comunicación en general.

No obstante lo anterior, estudios internacionales realizados recientemente en países europeos indican que la vigilancia digital sólo es efectiva, principalmente, en estacionamientos de grandes tiendas o almacenes, así como en las calles y avenidas para controlar el tránsito vehicular.

En Estados Unidos de Norteamérica e Inglaterra, ambos países precursores en el uso de ese tipo de medios de control y vigilancia remota, se destinan millones de dólares en la puesta en funcionamiento de esos policías digitales, cuya labor es, según los respectivos gobiernos, prevenir hechos delictuales. En Inglaterra, de acuerdo a cifras entregadas hace unas semanas, existen 4,2 millones de cámaras, es decir, una cámara policial cada 14 habitantes, lo que implica que un inglés promedio es grabado alrededor de 300 veces por día.

En ese contexto, voces de alarma provenientes de organizaciones civiles han criticado el excesivo control de las rutinas de los ciudadanos británicos y norteamericanos, ya que es usual que tribunales utilicen las imágenes como medios de prueba, imágenes que pueden fácilmente ser manipuladas.

Sin ir más lejos, en Chile, durante la visita del Papa Juan Pablo II, algunos jóvenes fueron acusados de haber promovido incidentes en el Parque O^Higgins y, aunque su inocencia quedó demostrada mucho después -previa detención y flagelo de los presuntos implicados- los medios utilizados, principalmente televisión, sirvieron como "prueba". Las imágenes habían sido montadas a petición de organismos represivos de la dictadura.

En 2006, cuando los estudiantes se tomaron las calles del país para exigir una educación de calidad, debutaron las cámaras digitales en manos de carabineros y detectives, y las imágenes capturadas fueron guardadas en archivos clasificados que seguramente acompañan el "dossier" de varios dirigentes de la época, situación que se repite en cada manifestación de los deudores habitacionales, grupos étnicos y subcontratados.

En un mundo que ha alcanzado en poco más de 3 décadas un desarrollo tecnológico jamás visto por la humanidad, a la par que centenares de millones de sus habitantes sobreviven con menos de un dólar diario, la tentación de controlar los movimientos de la ciudadanía es grande. El poder, llámese Estado, gobierno, policías, empresarios o grupos fácticos, teme eventuales asonadas de los más desfavorecidos por sistemas neoliberales o directamente dictatoriales. En Francia, Grecia, Italia, Argentina y Chile, por mencionar sólo algunos países, estallidos sociales más o menos contenidos han hecho sentir su fuerza. Ese tipo de expresiones ciudadanas serán, a corto y mediano plazo, proporcionales a la inequidad y desigualdades existentes en cada sociedad.

Debido a lo anterior, aquellos países con acceso a tecnología continuarán destinando recursos que puedan proteger al poder, reiterando el error de no analizar en profundidad la génesis del descontento, que no es otro que la exclusión, falta de oportunidades, corrupción, mala distribución de los recursos, avaricia, codicia e injusticia social.

Por más cámaras de televigilancia que hayan, nunca podrán reemplazar la sanción social de una sociedad equilibrada, armónica, humanista y solidaria, y los detentores del poder estarán arrinconados en la habitación del pánico.

domingo, 7 de diciembre de 2008

¿Encantar al electorado?

A todas luces, la Concertación tiene sus días contados, así como la Democracia Cristiana, otrora uno de los conglomerados políticos más importantes del país. A meses de iniciarse en serio la contienda política que definirá el gobierno que habrá de regir los destinos de Chile por los próximos años, la palabra "encantar" o "reencantar", es utilizada por unos y otros. Sebastián Piñera trata de encantar, pero pueden ser cantos de sirena. Su hermano canta, se levanta tarde, toma whisky y lo pasa bien. Políticos de la Concertación hablan de reencantar a importantes sectores del país que ni siquiera se han inscrito para sufragar; más de 2 millones de personas, muchos de ellos jóvenes. Pero ¿puede reencantar quien no encarna el encanto? Tal vez Piñera, hasta ahora candidato de la oposición, intente encantar a los jóvenes indecisos con promesas variadas. Fiel a su carácter de empresario, tratará de convocar el interés de los miles de chilenos que viven fuera de nuestras fronteras (los mismos que él despreció por años) ofreciéndoles derecho a voto bajo determinadas condiciones y asegurándose que el voto lo depositen en urnas ubicadas en Chile, para lo cual se hará necesario que viajen...en Lan, por cierto.
Insulza tiene poco encanto. El pánzer es un socialista representativo del "aggiornamiento" mundial, del consenso a ultranza, con vínculos arraigados en sectores que han hecho de la política un modo cómodo de vivir. Eduardo Frei, por su parte, la última esperanza DC, o de algunos sectores de ese partido, basa su encanto en el apellido y la dulce fineza de su esposa, Martita, tan dama y compuestita ella, dispuesta a viajar, visitar boutiques de moda en París o Estambul y siempre tan recataday políticamente correcta.
Candidatas mujeres no se ven en el turbulento horizonte de la Concertación. Michelle Bachelet, quien pudo hacer un mejor gobierno de no primar designaciones políticas y criterios cortoplacistas, figurará por muchos años, sino por siempre, como la primera y última mujer que ocupó el sillón en La Moneda. Una lástima, pero no se podía esperar más de quien emergió en la arena política cual figura mediática y, a falta de pan, buenas son las tortas.
En 2009, las huestes de la Udi y Rn se unirán con los desencantados del actual gobierno, sumándose los colorines de Zaldívar, los oportunistas de Schaulsson y los vivarachos de Flores, entre otros, para reponer en los más altos cargos al fantasma del pinochetismo aunque algo desdibujado.
El empresariado nacional se frota las manos. Sabe que la crisis económica mundial llegará pronto a esta larga y angosta faja de tierra, con despidos masivos, lo que facilitará lo que los dueños de Chile denominan "flexibilidad laboral", es decir, más precariedad, menos sindicatos fuertes, urgente necesidad de trabajo, condiciones contractuales de esclavo para los afortunados que tengan una pega y, por cierto, todas las prebendas otorgadas por el presidente-empresario.
Mientras hubo prosperidad, hasta hace algunos meses, la clase empresarial se quejaba de las fluctuaciones del dólar o de las exigencias sindicales. Ha ganado millones de dólares durante la dictadura y con los gobiernos "progresistas" de la Concertación, pero se negó sistemáticamente a mejorar los salarios. Cuando los salmoneros, contaminando lagos y ríos del sur, hinchaban sus bolsas de billetes, a costa muchas veces de vidas humanas debido a la peligrosidad de las faenas, el gobierno se vanagloriaba de la "diversificación de la economía nacional", pero no escuchó el clamor de los afectados. Mientras el cobre iba en alza, inyectando recursos nunca vistos a las arcas fiscales y a las fuerzas armadas -que no han peleado ninguna guerra desde 1879, salvo la guerra sucia en contra de sus ppropios compatriotas dsarmados- la clase política y los más ricos disfrutaron de la bonanza, pero el pueblo seguía aferrado a la esperanza. El día que los estudiantes secundarios, en 2006, salieron de las aulas y convirtieron las calles y plazas en una clase magistral de ciudadanía, ni la clase política, ni el gobierno, ni la mayoría de los alcaldes se hicieron eco de esas demandas, que exigían mejorar la calidad de la educación, equidad, igualdad de oportunidades; por el contrario, mandaron a reprimir a quienes llamaron "pinguinos" y, a los que no pudieron amansar, estigmatizaron o les ofrecieron mesas de trabajo o empleos bien remunerados, hasta sofocar ese único intento de dignidad en años. Lo positivo es que los secundarios encendieron una mecha que difícilmente lograrán apagar, menos aún en tiempos de crisis.
Chile, tal como lo señalé en un artículo anterior, es un país muy injusto con sus ciudadanos, y lo será mientras se mantenga en el poder esa casta de "iluminados" que conforman los poderes fácticos, un empresariado altamente ideologizado, políticos caraduras e indolentes y una masa crítica que apenas despunta en ese amanecer negro que está por venir.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Concertación des-Concertada/Gracias Matador

El último mes del año parece ser el de los desembarcos, de los desmarques o, si lo prefiere, de las deserciones. Hoy jueves, el ex presidente de la República, Ricardo Lagos, anunció en conferencia de prensa -que más parecía discurso de fin de año del profesor-jefe a sus alumnos- que no es ni será candidato de la Concertación con miras a las elecciones de 2009. "No soy ni seré candidato...", enfatizó el hombre del dedo contra Pinochet y el dedazo, en la designación de varios caraduras en diferentes cargos públicos durante su gobierno. Las reacciones no se hicieron esperar: Pepedés, Udis, R-enes y demases comenzaron a afinar puntería emitiendo sendas declaraciones; la maquinaria partidaria, de uno y otro lado, inició las vueltas de tuerca necesarias echando un vistazo a la correlación de fuerzas; los pre-candidatos ajustaron sus agendas y borraron la letra Ele entre potenciales contendores, y el empresariado lanzó un suspiro de desaliento pues Lagos terminó su período aplaudido de pie en la cita anual de Enade.
En fin: culmina un año calendario y comienzan a irse connotadas figuras del quehacer nacional y regional.

Se va el general Donayre, en Perú, no sin antes haber saboreado unos ceviches bien picantones, los que digirió con unos piscos amargos, que le provocaron eructos en dirección al sur. Se va el Coto Sierra, dejándonos en la retina algunos goles de excepción y varios fracasos. Se fue Rose, una mujer afroamericana que, hace 40 años, se negó a ceder el asiento del autobús reservado para blancos dando comienzo a la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Se fue la Miriam Makeba, valiente luchadora anti Apartheid de Sudáfrica, y quien gritó a todo pulmón en el festival de la canción de Viña del Mar, en 1972, "¡Viva el pueblo, viva el Presidente Allende!", llevándose aplausos y rechiflas, y se va el más grande goleador de la Selección Nacional de Fútbol de todos los tiempos: Marcelo Salas Melinao. Al enterarme de la noticia (no la del hombre del dedo, sino la del hombre de los goles) tuve una sensación de que en ese abandonar el campo de juego de Salas se refleja el país que vivimos hoy y la gente que lo compone: a diferencia de Lagos, que se aparta de la política pues sabe que pierde, Salas da un paso al lado luego de entregar todo, de darse cuenta que hay figuras más jóvenes -tal vez nunca tan talentosas- que pueden reemplazarlo. Lagos, al igual que la mayor parte de la clase política chilena, esta suerte de gerontocracia que se aferra al poder desde hace décadas, prefiere ir a la segura, cómodo, sin amenazas visibles, como puede ser un candidato de derecha o la crisis financiera internacional que nos recordará, en pocos meses, que de jaguares tenemos sólo la cola. Marcelo Salas, en su típica humildad de grande, nunca ostentó de lo que tiene ni se paseó por la farándula estúpida que es este país, a diferencia de Zamorano, rey de las camisas de seda y modelos huecas. Enfrentó, tanto en la cancha como en su vida privada, los reveses cual fiel representante de sus apellidos, y no dudó en mandar al carajo a conductoras de televisión que quisieron colgarse de su fama para vender programillas baratos en TVN.
Diciembre nos dejará en algunas semanas y con el personas que habremos de recordar y otros olvidar.
¡Gracias Matador por las alegrías!
¡Gracias Rose y Makeba por dejarnos la luz!
Los demás....el tiempo se encargará de olvidar.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Nacionalismos estúpidos

En andas, cual rockstar caribeño, fue paseado por un cuartel militar de su país el general "Desaire" quien, envalentonado por unas copas de más, sentenció a los chilenos que pisaran su territorio a salir del Perú en cajones de madera o bolsas plásticas, lo que motivó notas de protesta y sendas declaraciones desde el Mapocho al Rímac.En cuestión de días, las palabras del saliente jefe de las fuerzas militares peruanas han concentrado la atención de la siempre amarillenta prensa oficial chilena.
La verdad es que no sólo ese militar ha pronunciado frases para el bronce, cuando de bravatas chovinistas se trata, sino que también algunos ilustres uniformados chilenos han aportado las suyas. Sin ir más lejos, el dictador Pinochet acusó a sus homólogos alemanes de estar invadidos por homosexuales, drogadictos y otros epítetos, y el ya fenecido almirante Merino, también amigo de buenas copas, trató a los bolivianos de auquénidos metamorfoseados.
Lo anterior debiese formar parte de un anecdotario milicoide y no de la agenda gubernamental chilena y peruana, salvo que otros intereses se escondan detrás de tanta declaración de una y otra parte.
En Chile, como es sabido, la Concertación se apresta a sufrir su primera derrota electoral significativa desde que asumió el poder, con un candidato-empresario que repunta en las encuestas y un gobierno débil frente a acusaciones de corrupción, mal manejo de crisis, designaciones políticas en cargos técnicos y una generalizada desconfianza ciudadana hacia la clase política, casta que se ha enriquecido y ha usufructuado del poder casi sin contrapeso, con una prensa vacilante y escasez de una masa crítica con acceso a los medios de comunicación, casi todos en manos de la oposición.
Por tales motivos, no sería absurdo pensar que algún "iluminado" de Palacio propuso la antigua idea de unir al gobierno y al pueblo en torno a valores "patrios", como la defensa de la soberanía -nunca amenazada por el general o el gobierno peruano- y cerrar filas en torno a un objetivo aglutinador tal como suele hacerse durante la Teletón. Es en ese contexto que el desaguisado del militar peruano vino como anillo al dedo al gobierno de Michelle Bachelet y a sus ministros. El gobierno está consciente que más allá de declaraciones la cosa no debiera pasar a mayores, salvo que algún cabeza de pistola, llámese guardia de fronteras o político, encienda una llama difícil de extinguir en un Perú azotado por infinidad de problemas y cuyo presidente, Alan García, no es de los trigos muy limpios. O en un Chile con altas tasas de desempleo y desesperanza, con niveles de inequidad y desigualdad de oportunidades que lo sitúan entre los más injustos del planeta.
Los dichos de Edwin Donayre tienen eco en la prensa chilena pues hilos invisibles manejan las agendas de los medios de comunicación, porque el cordón umbilical entre quienes ostentan el poder económico y político, tanto en Chile como en Perú, así lo necesitan para distraer la atención de los problemas reales de las personas. ¿Quién menciona en Chile, por ejemplo, que los empresarios nacionales, con el aval del gobierno, ofrecen aun en tiempos de "vacas gordas" sueldos miserables a sus empleados? ¿Quién publica los turbios negocios realizados por empresas chilenas en Perú y en Chile, las ganancias millonarias de las transnacionales o las AFP, o la pérdida de recursos naturales codiciadas por inversionistas y especuladores?. Con la respetable excepción de medios independientes y uno u otro reportaje aparecido en el diario La Nación, prácticamente el periodismo nacional no menciona ese tipo de situaciones.
La Concertación está cavando su propia tumba, y lamentablemente no serán sus representantes en el gobierno o el parlamento los más afectados con un cambio de gobierno y la temida crisis que se dejará sentir con fuerza después del verano, sino que el pueblo, aquella masa que creyó en ese grupo de políticos que hoy apelan, como último recurso, a un nacionalismo estúpido, con sabor a añejo.